El término “autoconocimiento” no está en el diccionario de la RAE aunque llevemos años escuchándolo por aquí y por allá. Cada corriente, cada disciplina, incluso cada libro de autoayuda tiene su propia definición, pero más o menos todas convergen en los mismos aspectos: el autoconocimiento es el conocimiento que una persona tiene sobre sí misma. Genial. ¿Y qué tipo de conocimiento?. No es la titulación académica, ni el puesto que ocupas, ni el modelo de smartphone que tienes, ni el modelo de coche, moto o patinete…. No. Es el tipo de conocimiento que viene después de hacerte las preguntas adecuadas, el que brota de tu interior cuando mandas callar al mono de la mente que está yendo de un lado hacia otro y te preguntas “¿Quién soy yo REALMENTE?”, “¿Qué quiero REALMENTE?”. Es ese conocimiento que te permite identificar y gestionar tus emociones, deseos, motivaciones, incongruencias, comunicarte de manera eficiente, aceptarte y entender que, para que cambie tu entorno y tus relaciones con los demás, debes empezar por ti misma.
Cómo se podría definir el autoconocimiento…
El autoconocimiento es la base para tener una buena gestión emocional y vivir una vida lo más acorde posible entre PENSAMIENTO, EMOCIÓN y ACCIÓN. Quédate con este trío. Si pienso de determinada forma, afectará a mi emoción y ésta, a su vez, afectará a mi conducta o acción en cuestión de microsegundos. Pero los individuos no vivimos experiencias aisladas: vivimos la vida con la mochila de experiencias, vivencias, sentimientos, recursos y habilidades que hemos ido recopilando a lo largo de nuestra existencia.
Para qué sirve…
El autoconocimiento nos permite identificar cuáles son nuestras creencias y juicios respecto a todo y todos los que nos rodean (pensamiento), por qué nos sentimos y reaccionamos ante un evento de una determinada forma y no de otra (emoción y acción) y otras personas responden de diferente manera. Identificando qué es aquello que no nos acaba de agradar en nuestra vida, es como podemos cambiarlo. Y para ello es imprescindible hacernos las preguntas correctas, ser honestas con las respuestas y hacernos responsable del proceso y, para ello, la Psicología y el Coaching son los mejores compañeros de viaje. En este proceso se ven nuestras luces y también se ven nuestras sombras, que todas tenemos, no hay que ser ingenuas; depende del tema tendrá más o menos fases de confrontación con nuestro esquema mental previo pero, te puedo asegurar, que una vez inicies este camino, solo hay una dirección: hacia adelante. Y será para tu bien, para tu bienestar y vivir la vida que mereces vivir. La que tú decidas.
Y tú, ¿estás viviendo la vida que mereces vivir o la que crees que te toca vivir?. Estaré encantada de leerte en comentarios.
Hasta pronto.


